martes, 10 de enero de 2017

El hombre que se olvidó de sí mismo - Miriam Ros (2ºA)



El octavo planeta que visitó el Principito era muy extraño.
Su tamaño se parecía bastante al del planeta del Principito, pero en este no había nada, ni volcanes, ni flores, ni baobabs.
Paseó un poco y se encontró con un hombre que le transmitió buenas impresiones, aunque parecía un poco descuidado.
-         ¿Hola? ¿Quién eres tú? ¿Qué haces aquí con este frío? – le preguntó el hombre.
-    Hola, soy el Principito y me dedico a visitar mundos. He venido porque me ha llamado la atención tu planeta al no ver nada en él – contestó el Principito.
-         No necesito nada. –dijo cabizbajo el hombre misterioso.
-         ¿Qué…?
-   ¡Oh! ¿Cómo no he caído antes? –interrumpió el hombre al Principito – Estarás cansado de tanto viajar,  sentémonos.
-         No te preocupes, estoy genial –dijo el Principito asombrado, al ver que una persona que no conocía de nada se interesaba por él.
-   ¿Seguro que no estás cansado? ¿Tienes frío? ¿Quieres un abrigo? ¡Madre mía, tendrás que estar muerto de hambre! ¿Quieres galletas? ¿un zumo? No quiero ni imaginarme lo mal que lo habrás tenido que pasar  hasta llegar aquí. –dijo bastante entristecido el  bondadoso señor.
-         No te preocupes, estoy bien. ¡Mmm….! ¿A qué te dedicas? –le preguntó el Principito.
-         A nada…  Solamente pienso.
-         ¿Qué piensas?
-         En lo mal que lo pueden estar pasando otras 
personas lejanas a mí. –dijo el hombre afligido.
-         Pero….  ¿y tú? ¿Tú, estás bien? –interrogó el Principito.
-         ¿Yo…? Nunca me he parado a pensar en mí. No quiero ser egoísta, lo primero son los demás –dijo el hombre.

El Principito, un poco aturdido, se marchó de ese planeta pensando en su flor y reflexionando sobre lo que le había dicho este hombre.






MIRIAM ROS GÓMEZ 2ºA

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