
Este
libro contiene diez cuentos diferentes recopilados de la tradición del Oriente
medieval, cada uno de ellos narra fábulas interesantes y divertidas. Lo que
intenta transmitir el libro con cada cuento es que si vas por las malas al
final la acabas pagando. Lo bueno que tiene este libro es que es fácil de leer,
ya que no tiene palabras muy raras y es para cualquier edad, el único
inconveniente que yo he visto tras leerlo es que faltan detalles para captar al lector.Desde
mi punto de vista recomiendo este libro, porque realmente expresa cómo es la
vida, ya que si te portas mal con alguien, tarde o temprano te acaba sucediendo
algo malo a ti.
A continuación
os dejo el resumen de uno de los cuentos más conocidos, relatado por Sherezade
la noche 852 al sultán persa, que en venganza por la traición de su primera
esposa, desposaba una mujer cada noche y al día siguiente la mandaba decapitar.
Sherezade entretenía al sultán durante toda la noche narrándole una historia
que no terminaba de contar, por lo que el sultán decidió esperar una noche más
y no matarla. De esta manera Sherezade pudo sobrevivir durante mil y una noches
y acabó convirtiéndose en sultana.
“Alí Babá y los cuarenta ladrones”
Alí Babá era honesto y humilde, tenía una buena mujer que se
llamaba Luz de la noche. Su hermano Kassim era deshonesto y malvado. Un día que
estaba en el bosque oyó un ruido atronador. Asustado trepó a un árbol y vio a 40
jinetes cabalgando, cada uno con una bolsa llena de oro. ¡Eran ladrones! Y al
llegar frente a una gran roca, el jefe gritó: “¡Ábrete sésamo!”. Se oyó un
trueno y la roca se abrió como por encanto. ¡Increíble! Los ladrones entraron y
ya dentro, el jefe gritó: “¡Ciérrate sésamo!”, y la roca se cerró. Era su
guarida.
Al rato salieron, la roca se cerró y los ladrones se alejaron al
galope. Alí Babá bajó del árbol y, frente a la roca gritó: “¡Ábrete sésamo!”, y se abrió. Raudo
entró, hallando un fabuloso tesoro. “¡Ciérrate sésamo!“ Dijo, recogiendo una
gran cantidad de monedas y rubíes; asegurando su vida por mucho tiempo. Ya en
casa su mujer saltó de alegría, acordando guardar el peligroso secreto. Iban a
pesar el oro, teniendo la mala idea de pedir la balanza a Kassim.
La mujer de
éste sospechó y se lo dijo a su marido, quien obligó a Alí Babá a contárselo
todo. Kassim corrió a la cueva y, luego de gritar los «sésamos» entró en ella,
estando muchas horas recolectando su propio tesoro. Pero, al querer salir,
olvidó las palabras mágicas; siendo sorprendido por los ladrones, que no
dudaron en matarlo. Alí Babá lloró al ver a Kassim muerto. Lo llevó al pueblo
para sepultarlo, pagándole al enterrador para que no dijera nada.
Al volver,
los ladrones repararon que el cadáver ya no estaba, por lo que decidieron
buscar a Alí Babá. Uno de ellos amenazó al enterrador, quien prometió llevarlo
a la casa de este. Para ubicar el lugar marcó la puerta con ceniza. Pero Luz de
la noche, que lo había visto, pintó todas las casas del vecindario. Burlado, el
jefe montó en cólera, matando al torpe ladrón. El mismo jefe halló la casa y
trazó su plan. Entraría como falso vendedor de aceite, con 38 tinajas: allí
irían sus ladrones. La noche fijada llegó a casa de Alí Babá pidiendo posada.
Alí aceptó.
Cuando todos dormían Luz de la noche despertó: - Necesito aceite
para tres lámparas, -pensó- veré en las tinajas. Tomó un pesado cucharón, abrió
la primera tinaja y un ladrón asomó. Ella le dio un cucharetazo. Así pasó con
los otros. Furiosa despertó al jefe, a quien también le hizo lo mismo. Alí Babá
llegó asustado. Se había salvado gracias a Luz de la noche. A partir de
entonces, fueron felices toda la vida.
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